Pero tenemos que hacer el check-out a las 11 y no nos podemos permitir ese lujo.
Llega el peor momento del día. El desayuno. Creíamos haber encontrado un sitio mejor que el del día anterior, pero era más de lo mismo. Café ardiendo y croissant a palo seco. Además me quemé la lengua... Así ya te pones de mal humor...
Volvimos a la habitación, recogimos y bajamos al lobby donde una amable señorita que tampoco hablaba español (un cero al hotelazo en este aspecto) nos cobró todo tipo de tasas y nos dijo donde guardar las maletas, ya que nuestro avión salía por la tarde y no era plan de hacer más el pardillo cargando con el trolly todo el día. Los tipos de las maletas tampoco daban mucha confianza. Un papelito de nada y se llevan tu equipaje a un agujero negro donde deben estar todas las maletas perdidas del mundo. Pensaba que nunca volvería a ver los souvenirs horteras que habíamos comprado, pero no había opción.
Libres como pajarillos teníamos unas horas para ultimar compras, ver los casinos que nos faltaban (no fueran a ser distintos) y, lo más importante. La foto en el cartel de Welcome Las Vegas. Sin ese trofeo no podíamos irnos.
Compramos unos boletos del DEUCE, que es un autobús que sube y baja continuamente Las Vegas Boulevard, parando en los casinos más importantes.
Lo malo es que el cartel esta a 0.6 millas de donde da la vuelta el bus. Tocaba ir andando. Un paseito de nada, pero por el medio del desierto a miles de grados Farenheit, o eso parecía. ¡Qué horror! Todo por la foto.
Lo malo es que el cartel esta a 0.6 millas de donde da la vuelta el bus. Tocaba ir andando. Un paseito de nada, pero por el medio del desierto a miles de grados Farenheit, o eso parecía. ¡Qué horror! Todo por la foto.
Sudando como un pollo, pero llegamos. Allí estaba medio Las Vegas con la dichosa foto, y una chica con un letrero en la espalda que decía "Independent Photographer" que te pedía una propina por hacerte la foto con tu propia cámara. Mientras esperábamos la cola, la chica ganó más dinero que yo en Indra en un mes. Propinas de 10$ a montones...¡qué negocio!
Nosotros no estábamos para más tips. Después de los desayunos, lo que peor llevo son las propinas y las taxes. Horror...
Una vez más la Providencia vino en nuestra ayuda y aparecieron unos españoles y nos hicimos fotos mutuamente.
Cumplido el ritual, a volver a patita hasta el último casino. Creo que era el Mandalay. Entramos al borde de la deshidratación. Casi me quedo en la puerta debajo del chorro del aire acondicionado. Esto en julio es deporte de riesgo...
Ya por dentro del casino y tras pagar 4$ por un litro de agua (os aseguro que pagas lo que te pidan), ya fuimos pasando de uno a otro por dentro. Vimos el Luxor, que está bien, pero ha conocido tiempos mejores.
Luego salimos de nuevo a la calle porque había que cruzar para ir al MGM. Para 1 sola parada cogimos el bus de nuevo. No era cuestión de tentar a la suerte.
Luego salimos de nuevo a la calle porque había que cruzar para ir al MGM. Para 1 sola parada cogimos el bus de nuevo. No era cuestión de tentar a la suerte.
Las cosas de la vida. En la puerta del último casino que visitábamos encontramos la tienda de souvenirs más barata y más chula de toda la ciudad, con el agua a 1,90$
Compramos más cosas totalmente innecesarias y vimos el MGM. Más de lo mismo.
Casi inanes volvimos al DEUCE y subimos la calle con destino al Venetian.
Milagrosamente encontraron nuestro equipaje y nos subimos al Airport Shuttle con destino al McCarran (vaya nombre).
Llegamos a la terminal 3, la de United Arilines y nos disponemos a hacer lo mismo que nos ayudo mi sobrina en Denver para sacar las tarjetas de embarque en las máquinas automáticas. Como no podía ser de otra manera...¡Sorry, usted no tiene vuelo programado! Casi me da un sincope, mientras mi hija (no se cómo) mantenía la calma. Lo intentamos de nuevo y nada. Agggg..
Buscamos a una chica de los mostradores de facturación, viene con nosotros, le doy los papeles y....¡El Sorry otra vez! Yo estaba fibrilando. Quedarse a vivir en Las Vegas como homeless no me apetecía nada...
La señorita busca una supervisora que nos dice con cara de pocos amigos "Stay here"
Allí los dos sin movernos mientras la veíamos teclear en un terminal como cuando te van a traer la cuenta de un restaurante y te van a dar el palo...pues igual.
Minutos angustiosos, pero por fin oímos una impresora sacando papelitos...Teníamos nuestras tarjetas de embarque. Y lo primero que dice Alicia: " Ves papá como no pasa nada"
Tanta angustia me había dado hambre, y como ese estado es permanente en mi niña, pues nos vamos a un Burguer King y nos pedimos un par de Whoppers como sí fuera martes.
Resulta que donde nos sentamos se veía y oía la cocina. Allí todos hablaban en español.
Lo alucinante es que un chico con voz digamos "aflautada" le estaba contando a sus compañeras que hacían las hamburguesas que era gay, y que no sabía como decírselo a su novia. Alicia y yo flipábamos. Daban ganas de perder el avión solo por oír aquel culebrón...
Si se llegan a enterar que les entendíamos perfectamente...
Nos quedamos sin saber el final porque teníamos que ir a nuestra puerta de embarque.
Estoy escribiendo esto aprovechando el viaje. Mañana pondré fotos porque llegamos a Denver un poco tarde.
Adiós Las Vegas...
Tienes razón, nosotros estuvimos en ese cartel y no miramos que ponía por el otro lado!!
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